23 de enero de 2010

Destello

No hay nada, no existe tiempo ni espacio, como si no hubiese mañana. Me aferro a un vaso de vino, a un lápiz y a un cuaderno. De fondo Jaguares "Déjate ver". Ya no odio la soledad, ahora se quedó ahí y le tome cariño. Me despido, no puedo estar más en este lugar, se quedan todos los nombres. Me olvido del mundo mientras el vaso tenga vino, no hay nada más allá de estas cuatro paredes. Ahora veo todo eso como vestigios de lo que una vez existió. Cada cuerpo de mujer que albergaba a una diosa, y yo, el adorador que entonces era. Figuras que se abrazan llenando el ambiente de incógnitas. Me despojo del cuerpo, echo al suelo cada ídolo, todos aquellos que fueron nombrados, cuya imagen muchas veces acompañada de versos se tradujo en caos. Me desprendo del cuerpo, lo devuelvo a la tierra para formar parte del universo. Camino con paso firme, sin perder la fe. Fin sin epilogo, el epilogo es lo que viene, una historia aparte que ya se esta escribiendo.