16 de junio de 2011

Imagen doble

Secuestro una parte de mi, y con la otra me visto de verdugo. Veo con detalle su estado, sus imágenes y en cada una hay rastros del desastre. Me voy a la última figura, la única que guarda vestigios del origen, me detengo mientras el verdugo descansa. Te encuentro vestida de negro, eres parte de esa historia que no tuvo fin...

Aburrido, el verdugo se largó abandonando a la víctima a su suerte, se ríe en lo bajo, sabe que le dejó mal atado y que por la mañana -quizas- lo encuentre caminando por el parque, en una biblioteca o cerca de una iglesia; siempre es así, al menos cuando tiene compasión.