8 de mayo de 2016

Versión resumida de un viaje

(Tuve en sueños la visión de lo que hallaría al otro lado. Así fue como encontré la determinación para emprender el viaje. Guardé la visión en mis recuerdos más preciados y comencé a caminar. Pedí consejo y cada cual dijo que estaba loco. Fue como aferrarme a una profecía, lo único que me sostuvo fue la fe)


Comencé mi viaje un fin de año, esas ultimas semanas hacía mucho frío, era el tiempo ideal para escapar de la ciudad, de la gente y del trabajo. Me fui, junto a otros amigos, a acampar en la selva y luego en unos islotes del atlántico, cada espíritu que ahí iba fue renovado, incluso el mío.

Llevaba conmigo una visión, era una especie de profecía que hablaba de un camino a seguir, donde lo único que me sostendría sería la fe. Para mi, cada palabra y cada mirada fue un paso que me llevó hasta un abismo. La fe que me sostuvo me hizo construir un puente para llegar el otro lado. Fue ahí donde la visión cobro forma y la profecía comenzó a cumplirse.

Ha pasado mucho tiempo, se cuenta que el camino se partía por una grieta y en vez del puente solamente fue necesario y pequeño salto, pero me parece más romántica la idea del puente y el abismo.

Sin importar las circunstancias, lo único cierto es que el precio que he pagado ha sido alto, el viaje fue real, así como los obstáculos. 

Ahora entiendo por qué dicen que cuando se intenta poseer algo, el que lo intenta se convierte en esclavo de lo que posee. La visión del mundo se reduce.

Lo que ha de ser será, incondicional. Como un estado de armonía, donde no existe ni el bien ni el mal. Donde no hay pasado ni futuro.

Sigo manteniendo la visión, aparte de la fe, ahora me sostienen muchas cosas más, he aprendido mucho de tanto caminar.

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